El Boyero tecnológico trató de reírse viendo BigBug de Jean-Pierre Jeunet y le pasó esto

Distopía digital supuestamente cómica

Se las prometía felices el Pulpo cinéfilo techie con la nueva peli del francés Jean-Pierre Jeunet: Un director que siempre le ha gustado, temática futurista con crítica tecnófoba, comedia… Todos los ingredientes de los que espera hablar por este su peculiar blog… Al final, lo único en lo que va a cumplir va a ser en lo de hacer honor a su homólogo Carlos Boyero, en su máxima expresión hater, vaya.

El caso es que la película no le pareció que empezase mal del todo. Sin ser gran cosa, al menos le entretenía con su ritmo vivaz y sus no geniales pero si llamativos ingenios tecnológicos y visuales. Lo que pasa es que, ya sea con mayor o menor sentido del humor, todo esto de la digitalización total de la vida cotidiana y la sociedad en el futuro y lo de la rebelión de las máquinas y los robots ya se ha visto mil veces (en Black Mirror sin ir más lejos), y hay que ser muy fresco y original para que pueda impactar a estas alturas, y BigBug no llega a conseguirlo en ningún momento.

Tampoco funciona en lo de hacer reír, por lo igualmente trillado de la sátira tecnófoba y por lo superficial e histriónico de los personajes y diálogos; sólo en una o dos ocasiones el Pulpo soltó una leve risilla, y luego incluso se dio la paradoja de que se llegó a reír de la película y no con ella: vaya vuelta de tuerca que una pretendida comedia paródica acabe siendo involuntariamente cómica por su propia autoparodia inconsciente…

La cosa es que, a pesar de ese comienzo más o menos aceptable, hacia la mitad o antes BigBug empieza a caer en picado, concatenando situaciones pueriles y ridículas, alguna de las cuales trata de revivir al Jenet más bizarro de la época de Delicatessen, pero tan fuera de contexto y tan extremadamente alejado de su genialidad de entonces, que sencillamente provocan vergüenza ajena. La película se hace mucho más larga de lo apetecible, derivando en un final sin pies ni cabeza, con giros repentinos demasiado seguidos e inexplicables, e ideas propias de un niño: El Pulpo no sabía si por momentos estaba viendo un capítulo malo de los Power Rangers…

En fin, que tenemos al Boyero techie decepcionado e indignado, no sólo por haber perdido el tiempo, sino porque otra vez una supuesta advertencia sobre los posibles peligros futuros del nivel de transformación digital en la que nos encontramos inmersos acaba quedando como otro ejemplo de “ya están otra vez los tecnófobos molestando con sus chorradas”… Así no vamos a ningún lado, amigos. Menos mal que el mundo real está mucho mejor… ejem, ejem…

 

Nota del Pulpo: 4 / 10