Cuando WhatsApp te domina

La turra tecnológica de los mensajes

El Pulpo no da abasto. Está hasta arriba de mensajes sin contestar. Se le ha ido de las manos. Y como se resiste a pasar olímpicamente del tema, lleva días enteros tratando de revisarlos todos. Pero se le siguen acumulando nuevos. No hay manera. Es como achicar el agua de una inundación con un cubo de juguete de playa…

Por lo tanto, no le sobra tiempo para currarse una nueva entrada del blog en condiciones. Así pues, como tantas veces antes, tiene que recurrir de nuevo a material ya creado, de entre las muchas notas de prensa que llegan a la redacción. Y en esta ocasión está tan agobiado que ni ha mirado de qué iba el tema… Una pena, porque en dicho tema podría estar la solución a sus quebraderos de cabeza...

Sí amigos, ironías de la vida, el artículo que va a utilizar el Pulpo en el post que no va a escribir él mismo porque está dominado por el WhatsApp, trata sobre el dominio de WhatsApp sobre la gente, incluyendo consejos para evitar dicho dominio. Y tan agudo es su agobio que se va a quedar sin poder leerlo ni él mismo, con lo cual va a seguir sin salir del atolladero. Qué ingrata es la vida…

Esperemos que al menos esta entrada le sirva de algo a algún lector de este blog, porque entendemos que a la mayoría de la gente tiranizada por el WhatsApp le podría estar pasando lo mismo que al Pulpo en estos momentos. Al fin y al cabo, quien no tiene problemas de agobio ni de ningún tipo con el WhatsApp en principio no necesita leer este post aunque tenga tiempo para ello, mientras que quienes sí están dominados por dicho agobio y por lo tanto necesitan leerlo, no tienen tiempo para leerlo…

¿Y para qué publicamos esto entonces…? Lo único que parece claro es que si alguien ha escrito estos cinco primeros párrafos que no perecen llevar a ningún sitio, es porque a él si le sobra tiempo, y por lo tanto no debe tener problemas con el WhatsApp… o no debe tener ni WhatsApp…

 


 

La tiranía del WhatsApp: claves para que no te domine

¿Te sientes con la obligación de contestar todos los Whatsapps que te llegan? ¿Cómo te sientes cuando tu mensaje ha sido leído pero no contestado de inmediato? ¿Quién no ha sentido alguna vez que se le ha cuestionado por su manera y tardanza a la hora de contestar? Pese a que la mensajería instantánea nos ha facilitado la vida, son muchos los que sienten lo que podríamos llamar "la tiranía del WhatsApp". Tal y como sostiene Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro "Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología", son personas que se agobian ante el aluvión de mensajes o llamadas y que sienten que tienen que contestar al momento o mirar permanentemente si alguien les ha escrito o leído. ¿Cómo conseguir que esto no pase?

Sin duda alguna, la llegada de aplicaciones de mensajería instantánea y en concreto, la llegada del WhastApp ha supuesto un enorme avance en las comunicaciones personales y profesionales. Sin embargo, una sobre exposición y abuso de este tipo de canales de comunicación puede comportar problemas y que el usuario se sienta "dominado y esclavo" del WhatsApp. Tal y como destaca Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro "Salud digital: claves para un uso saludable de la tecnología" muchos usuarios sufren lo que se podría denominar como "la tiranía del Whatsapp" y que consiste en que la persona siente un gran agobio frente al aluvión de mensajes, llamadas, videoconferencias en cualquier momento y lugar. Se sienten presionados y hasta sometidos a la coacción emocional por tener que contestar en el momento. ¿Cómo evitarlo?

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¿Qué impacto tiene sobre nuestras vidas? La exigencia de la disponibilidad

"La vida online y la hiperconectividad está asociada a una menor capacidad de autoconciencia e introspección y a una pérdida de la empatía y de relaciones profundas basadas en momentos y experiencias reales", sostiene Paoli. Esa necesidad "autoimpuesta" de contestar de forma inmediata nos lleva a contestar en cualquier sitio, sin intimidad, o la tranquilidad necesaria para mantener una buena comunicación. Es lo que se denomina la exigencia de la disponibilidad, el "estabas en línea". Los grupos del WhastsApp se convierten en una auténtica tortura, todo, por el miedo a perdernos algo, lo que nos hace caer en el FOMO (Fear of missing out). Además, puede producir en algunas personas sensación de agobio, estrés, ansiedad, culpa y remordimiento, poca capacidad de control, falta de intimidad, libertad y autonomía. Termina afectando de forma negativa en otras áreas de la vida. Se sacrifican incluso actividades y obligaciones por estar pendiente de conversaciones. También se suelen dar alteraciones bruscas del estado de ánimo. Y, por último, está el factor más relevante del momento como es la "infointoxicación" "sobreinformación".

¿Cómo saber que soy adicto al WhatsApp?

Es posible crear una conducta adictiva o abuso de la app, como es posible con cualquier otra. No hay que olvidar que cualquier actividad placentera es susceptible de convertirse en una adicción. Las señales de alarma que indicarían un abuso de esta herramienta son, en primer lugar, el tiempo de conexión. Este es un factor clave. Luego está el hecho de verificar perfiles, mensajes, de forma compulsiva porque se crea que se ha escuchado alguna notificación o, si no se tienen activadas las notificaciones, mirarlo por si acaso de forma permanente.

Claves para no caer en la tiranía del WhatsApp

De la premisa que hay que partir es que no tenemos la obligación de estar disponibles o localizables en cualquier momento. De esta manera, estableceremos ciertos hábitos que nos ayuden a no caer en la hiperconectividad y mantener una buena salud digital. El primer paso es tomar conciencia de cómo nos está afectando mediante una actitud crítica constante frente al tipo de uso que realizamos de esta aplicación. Claves:

1.              Utilizar estas aplicaciones como aliadas: que nos faciliten la vida, nos agilicen las gestiones, nos acerquen en las distancias.

2.              Entrenarse en el autocontrol: tener la fuerza de voluntad para renunciar al placer inmediato en pos de alcanzar un bien final.

3.              Mantener una comunicación respetuosa y utilizar la empatía digital: no digas nada que no dirías cara a cara.

4.              A nivel laboral o profesional: recordar que tienes el derecho a la desconexión digital, según la ley orgánica 3/2018, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales.

5.              Evita la fatiga informática mediante la desactivación de las notificaciones: el sonido es una distracción cuando tienes que enfocarte en otra cosa.

6.              Informar disponibilidad en los grupos (trabajo/amigos/familiares) poner límites.

7.              Gana productividad y salud: dejar el móvil fuera de tu mesa de trabajo o estudio.

8.              Que la comunicación online no desplace y se vuelva exclusiva: prioricemos la comunicación cara a cara. Así evitaremos malos entendidos.

"La tecnología en sí no provoca nada en nuestro cuerpo y en nuestra mente, sino que es el mal uso que hacemos de ella", apunta Paoli. Por eso, la clave está en plantearse firmemente el estilo de vida que se quiere tener y vivir conforme a nuestros valores y prioridades. "No corramos el riesgo de que la comunicación digital nos lleve a una vida agitada, fugaz, superficial, sin sentido, pasada por filtros. En definitiva, a una vida editada. Cuidemos nuestra comunicación que es la base de cualquier relación".