¿Videjuegos en el teatro?

Artes escénicas interactivas vía streaming

Imaginad que os lleváis a vuestro hijo o hija adolescente al teatro, esa cosa para él aburrida que relaciona con otro milenio distinto del actual. Imaginad que saca su móvil y se pone a jugar al Fortnite en medio de la función. Imaginad la vergüenza y la bronca. Imaginad…

Ahora, dejad de imaginar. Pensad que a algún genio ya se ha ocurrido la idea de ver el teatro de una forma más tecnológica, a través de streaming, y desde el punto de vista de cada uno de los personajes, pudiendo cambiar de uno a otro. Pensad que eso ya existe, y que se ha desarrollado en España. ¿Creéis que a vuestro gamer-adicto le gustará más así…?

No sabemos si la intención de esta iniciativa es precisamente engatusar a los más jóvenes hacia las artes escénicas, pero sí que la forma en que la han vendido incluye relacionarla con funcionalidades de los videojuegos… Pues hombre, si el chavaluco de turno pudiera realmente manejar a los personajes y controlar sus acciones, igual les dábamos la razón… Pero si luego lo único que van a poder hacer es cambiar el punto de vista, lo mismo les da por empezar a bostezar igualmente, y a preguntarse cuánto falta para pasar de fase o de pantalla (lo que en realidad sería de escena o de acto).

Por otro lado, innovación innovación… En 2005, un vídeo de un concierto de Mike Oldfield de 1978 permitía ser visto desde varios puntos de vista bajo el control del espectador, sistema que ha sido utilizado en otras ocasiones por otros músicos. De todas formas, ¡hasta dónde va a llegar todo esto de la gamificación!, otro papabro guay de moda...

Pero bueno, no me quiero poner en plan cuñado y prefiero dejaros con el artículo que promociona este asunto. Además, por muy pulpo con aires de tecnófobo que sea, tampoco estoy en contra de la evolución de las especies, ni vengo de Atapuerca, ¡jajaja!, ¡jijiji!, ¡jojojo!…

 

La primera plataforma que incorpora funcionalidades del videojuego al teatro en directo es española

Plató Principal, un proyecto del productor cántabro Edy Asenjo, presentó el pasado 27 de marzo en un novedoso formato de teatro en streaming a través de www.platóprincipal.com, El Padre, una adaptación teatral de la obra del sueco August Strindberg. En ella, gracias a la tecnología, el espectador puede cambiar de punto de vista y de personaje en cualquier momento de la obra. Se trata de la primera experiencia de e-escena de Plató Principal, en la que Edy Asenjo, director y productor de la obra, busca experimentar con lenguajes más tecnológicos, que "beben del mundo de los videojuegos y permiten al espectador experimentar con intensidad las emociones de los personajes desde otras perspectivas".

En palabras de Asenjo, "las mejores historias, las experiencias emocionales universales y más intensas están escritas para escena. No tiene sentido pensar que adaptarlas a la actualidad sea simplemente vestir a los personajes en vaqueros. Hay que adaptar el teatro a la actualidad del espectador, y esa actualidad es tecnológica".

En la obra, la compañía que ya ha realizado 50 funciones de este montaje en su formato tradicional, retrata la confrontación entre un matrimonio para decidir cuál será el futuro de su única hija: estudiar y ser una mujer autosuficiente o no hacerlo y ser una buena esposa.

Retransmisión vía streaming

A través de una retransmisión vía streaming, el espectador tiene la posibilidad de elegir disfrutar de la obra desde la perspectiva de cualquier personaje, pudiendo incluso cambiar de uno a otro en cualquier momento. También puede seguir la acción desde cualquiera de las seis cámaras robotizadas integradas en la decoración de la escena. Lo que el espectador percibe desde su pantalla es una imagen genuinamente cinematográfica.

Las cámaras, que son las mismas que se utilizan en las canastas de los partidos de la NBA para potenciar la emoción de quienes siguen el partido por televisión, permiten al espectador moverse por el espacio teatral con la misma libertad que si se encontrara dentro de la escena, sin ángulos muertos. En palabras del director y productor de la obra, "se trata de un montaje que pretende superar los retos técnicos que implica hacer algo que nadie ha hecho nunca antes y hacerlo en directo".

El planteamiento escenográfico cuenta con un vestuario tecnológico con un peso total de 2 kg entre cables, micrófonos y cámaras ocultas bajo la ropa de época de los artistas. "El peso, la autonomía, la ergonomía y la integración de los equipos sin cables que cada actor lleva en su cuerpo ha supuesto un desafío porque deben ser invisibles para el espectador. Las primeras pruebas se realizaron con cámaras de policía que, sin embargo, resultaron no ofrecer la calidad de imagen que el proyecto artístico requería", asegura Asenjo.