Año 2018. En un mundo pos-apocalíptico colapsado por el tráfico y afectado por un aire irrespirable y un calentamiento climático irreversible, las ciudades restringen el uso de vehículos privados. La movilidad es cada vez más difícil, y los patinetes eléctricos se han convertido en una nueva alternativa, y aunque es igualmente combatida, los agentes del orden hacen la vista gorda.
En este panorama sin ley (o con demasiadas, según para quién), la electricidad para recargar los patinetes se ha convertido en un bien por el que los llamados juicers luchan encarnizadamente cada noche. Armados con aplicaciones móviles que localizan patinetes faltos de energía al más puro estilo Pokémon Go, se enfrentan a la dura jungla de asfalto en la que todo tipo de peligros pueden acecharles: Especulación, carreras tras la actualización compulsiva de las APPs, peleas por ser el que se lleva el patinete a su puesto de recarga, e incluso adicciones consistentes en ver dinero por la calle cada vez que se ve un patinete.
Efectivamente, buena parte de todo esto parece el argumento de Mad Max II, la conocida película distópica de ciencia ficción, solo que cambiando el desierto pos-nuclear por las calles de la ciudad, y la escasa gasolina por la preciada electricidad para los patinetes. Pero no es ficción, sino la realidad pura y dura, tal y como nos explican en este artículo.
(Aquí un resumen de la explicación seria sobre el tema): Los juicers son autónomos cuyo trabajo consiste en mantener recargadas las baterías de los polémicos patinetes. Salen al final del día a buscar aquellos que están sin energía, localizándolos a través de la mencionada APP que los identifica con iconos de “bolsitas de dinero”, y se los llevan a algún local donde tienen los cargadores. Y claro, como es una competición pura y dura (como el mencionado Pokémon Go pero pasándolo de juego a trabajo), la actividad se convierte en una auténtica “ley de la jungla”. Al margen del estilo peliculero utilizado, todo lo dicho en el segundo párrafo ocurre realmente (aclarando que por ejemplo lo de las peleas no es seguramente lo habitual, pero que ocurrir, ocurre).
En fin, una más de las muchas cosas curiosas de los tiempos que nos ha tocado vivir con sus tecnologías disruptivas. Y lo que nos quedará por ver; seguiremos atentos.
Post by Albert, diseño montaje by JL