En los últimos tiempos se habla bastante de la futura llegada de los vehículos de conducción autónoma, y ya no es ciencia ficción, porque de hecho están siendo probados. Ahora bien, ¿tendrán éxito comercialmente?
Más allá de si a la gente le gustará que su coche conduzca por él, debido a que a muchas personas lo que realmente les gusta es conducir, o de las reticencias relacionadas con la desconfianza por razones de seguridad, lo que yo quería plantear es si esta futura tecnología se está vendiendo de forma adecuada, con el término verdaderamente acertado.
Me explico: Lo de autónomo, para qué nos vamos a engañar, no es un concepto que tenga una connotación muy positiva en estos tiempos. Autónomo, en la mayoría de los casos, es sinónimo de sufridor, de alguien vive con más estrés que un asalariado y pocas veces mejor pagado. Y, en un símil desafortunado para el mundo de la automoción, es sinónimo de chocarse una y otra vez contra un muro.
Por lo tanto, yo creo que hay que usar otra palabra más optimista, más de moda en ésta época, que parezca sacada de un libro de autoayuda o de Paulo Coelho (que para el caso es lo mismo), y que pronunciada por un gurú o un “coach” produzca ese efecto como de futuro ideal con música celestial de fondo. Si, amigos, para que los coches autónomos tengan verdadero éxito, habría que llamarlos coches emprendedores.
Post by Albert