Las nuevas tecnologías informáticas han llegado a prácticamente todos los ámbitos de la vida, y ejemplo de ello es el sector de la banca. La relación de los clientes con sus bancos también se ha tranformado con internet y las aplicaciones móviles.
No podemos negar (y menos en este blog que no duda en ponerse quisquilloso con la revolución digital y su creación masiva de pulpos en la nube) que eso ha provocado también situaciones difíciles para un espectro de las sociedad que, por edad, se ha sentido desatendido: Las personas más mayores han visto desaparecer muchas sucursales bancarias físicas, y muchas de esas personas prefieren, e incluso necesitan, la presencia de alguien para resolver ciertas cuestiones.
Otros discursos defienden la adaptabilidad de la tecnología para que todo el mundo, sea cual sea su edad, sea capaz de apañarse con los "cacharros" esos de los dispositivos móviles y sus apps. Sea cual sea la manera, desde aquí nos parece justo facilitar la vida a toda la gente, y que sea de manera honesta.
Independientemente de si interpretéis de una forma u otra el artículo con el que os vamos a dejar a continuación, en él se habla sobre el acercamiento de cada una de las generaciones a la banca digital, y de cómo ésta debería adaptarse (según los autores) a esa demanda. Al margen de su aportación, esperemos que el sector evlucione en ese sentido para bien, para todos.
La transformación digital inclusiva marcará el futuro de la banca
Los servicios financieros digitales son parte vertebral de la operativa, tanto interna como externa. Ahora, el verdadero reto para bancos y entidades es integrar estas nuevas tecnologías de forma que todas las generaciones —desde los nativos digitales hasta los consumidores senior, pasando por la emergente Generación Alpha— se sientan incluidas y respaldadas.
“El futuro de la banca dependerá de la capacidad de ofrecer experiencias personalizadas, seguras y accesibles para todos los perfiles, con la omnicanalidad, la inteligencia artificial y las sucursales híbridas como ejes clave de este cambio”, explica Ángel Arenillas, country manager de Auriga para España y Portugal.
El proveedor de software especializado en el sector de la banca y de pagos ha analizado las necesidades y retos de la banca frente a cada una de las generaciones que conviven actualmente:
• Zetas y Millennials: Según datos de PYMNTS (2024), el 57% de la Generación Z y el 60% de los Millennials utilizan la banca móvil como canal principal de sus operaciones diarias. Además, un estudio de Mastercard (2025) confirma que los Zetas cambian de banco hasta cuatro veces más que sus abuelos, movidos por la búsqueda de experiencias digitales más satisfactorias. Este segmento de jóvenes hiperconectados exige aplicaciones ágiles, notificaciones en tiempo real, gestión inteligente de gastos y experiencias sin fricciones. Y, aunque su canal natural es el móvil, no rechazan la atención presencial si se ofrece en un entorno de valor añadido, como servicios de asesoramiento especializado o espacios colaborativos. Los Millennials, por su parte, demandan soluciones financieras orientadas al ahorro e inversión que acompañen sus objetivos de estabilidad, al tiempo que transmiten sus hábitos digitales a la Generación Alpha, sus hijos.
• Generación Alpha: La Generación Alpha, nacida a partir de 2010, comienza a mostrar patrones financieros propios. Según Acorns (2024), un 41% de los niños entre 6 y 14 años ya ahorra con metas a largo plazo. En Asia-Pacífico, el 94% de ellos dispone de una cuenta financiera (Mastercard, 2025). Este segmento crece como nativo financiero digital, con especial interés por la gamificación, la sostenibilidad y el bienestar. La banca deberá anticipar soluciones adaptadas, capaces de acompañarlos desde la infancia en un ecosistema cada vez más móvil y digitalizado.
• Mayores digitales: El envejecimiento demográfico es otro gran desafío para la banca. El INE estima que en 2033 el 25,2% de la población española tendrá más de 65 años. En paralelo, más de 3.000 municipios carecen hoy de oficinas bancarias, lo que impacta directamente en los seniors. Las soluciones para este segmento pasan por interfaces simplificadas, autenticación biométrica y asistencia guiada. La tecnología debe ser percibida como una aliada que refuerza la autonomía y la seguridad de los mayores, evitando su exclusión financiera.
Inteligencia artificial como puente intergeneracional
Para Auriga, la IA y el machine learning serán tecnologías fundamentales para anticipar necesidades, personalizar servicios y conectar generaciones. Mientras los jóvenes valoran la disponibilidad 24/7, los seniors encuentran en la videobanca y la co-navegación asistida una forma de acceder a sus servicios sin limitaciones físicas. Por ello el reto será usar la innovación como catalizador de inclusión y no de exclusión.
El sector financiero ya está experimentando con modelos adaptados a estas nuevas necesidades y que están siendo muy bien acogidas por los usuarios:
“El futuro de la banca no pasa por elegir entre generaciones, sino por ofrecer un modelo universal, seguro y omnicanal. La infraestructura financiera del mañana deberá ser flexible y escalable, capaz de responder a expectativas diversas y en constante evolución”, concluye Arenillas.