Llegará un momento en el que algo sin IA no servirá

…Y eso será por falta de inteligencia natural de quien lo use

De la misma manera que llegó un momento en el que un ordenador sin conexión a internet ya no servía para gran cosa, puede que estemos no muy lejos de que ciertas tecnologías que no incluyan inteligencia artificial se queden completamente obsoletas. Ahora bien, ¿a qué tecnologías nos referimos?

Porque una cosa son PC, smartphones, tablets, impresoras, etc., y otra muy distinta objetos anteriores a la era de la informática, herramientas de toda la vida, vaya. Y el hecho, amigos, es que ya está ocurriendo: Hace poco se han presentado unos cepillos de dientes con inteligencia artificial, ahí es nada. Es justo reconocer que ya hubo una evolución hace décadas con los cepillos dentales eléctricos, pero para ir haciéndonos a la idea habría faltado un paso intermedio, que habría sido los cepillos con Wi-Fi (esa conexión inalámbrica también se incluye ahora en estos “cacharros”, por cierto, sin paso intermedio).

Lo gracioso de que algo “de toda la vida” (o del pasado “boomer” para la chavalada actual) pueda llevar IA es que, independientemente de su necesidad o conveniencia, al añadirlo al nombre del cachivache inevitablemente nos suena a chiste a los del siglo pasado. No hay más que hacer una prueba cualquiera y la mofa (más o menos cuñada) es inevitable, pongamos por caso “sacapuntas con IA”. Con esta premisa, hemos elaborado una lista en la que hemos incluido objetos de todo tipo y pelaje, desde los útiles y cotidianos hasta los superfluos y bizarros, pero todos ellos (o casi todos) representantes de la era en la que la inteligencia que los ponía en marcha sólo podía ser la humana:

  • Peines con IA
  • Paraguas con IA
  • Cubiertos con IA
  • Estropajos con IA
  • Kleenex con IA
  • Papel higiénico con IA
  • Bolsas para cacas de perro con IA
  • Papel o cartón para calzar mesas cojas con IA
  • Periódicos para envolver pescado con IA
  • Periódicos para correr los San Fermines con IA
  • Lápices para oreja de técnico operario (carpintero, fontanero, electricista, etc.) con IA
  • Lápices del IKEA con IA
  • Pisapapeles con IA
  • Pinzas de barbacoa con IA
  • Esterillas para fitness / yoga / pilates (etc.) con IA
  • Palillos para sacar “paluegos” con IA
  • Ambientadores de pino para el coche con IA
  • Forros de bolas para asientos de conductor con IA
  • Sombreros de paja para la bandeja trasera del coche con IA
  • Imanes de recuerdos de viajes para frigoríficos con IA
  • Gatos dorados chinos que mueven un brazo con IA
  • Azulejos con refranes “graciosos” para bares con IA
  • Tazas con frases “graciosas” dedicadas al que son regaladas con IA
  • Telas de araña “decorativas” para Halloween con IA
  • Papás Noeles para colgar de balcones con IA
  • (etc.)

Al mismo tiempo que surgen cacharros que incorporan IA, uno puede preguntarse si los cacharros equivalentes sin IA se quedarán obsoletos. La cosa es más inquietante cuando a quien sustituye la IA no es a objetos sino a personas. Uno de los últimos ejemplos de los que nos han llegado noticias, también reciente, es el de una cuidadora de animales del zoo clonada con IA de Microsoft. Lo primero que uno piensa es cómo reaccionarán los animales a que los cuide un robot, pero resulta que ese apelativo es engañoso (publicitario vaya), ya que a lo que se dedica esta IA es a informar a los visitantes del Zoo de Madrid. En esta foto podéis verla, con estética Coronel Tapioca y todo:

Proyecto_IrenIA

A partir de estos dos campos generales de aplicación de la IA (cachivaches – personas), pueden surgir cuatro combinaciones: Personas usando cosas si IA (boomers), personas usando cosas con IA (millennials), robots usando cosas con IA (autocomplacientes), robots usando cosas sin IA (steampunks). Sobre el cuarto y último grupo, también es gracioso aplicarlo a algún que otro objeto de la lista anterior (me refiero al objeto original sin IA, claro).