Cuando se nos va de las manos lo de adquirir nuevos dispositivos tecnológicos que luego apenas usamos

El nuevo síndrome de Diógenes digital

Cuidado con el vicio, amigos. Con el vicio de comprar nuevos cacharros tecnológicos, nos queremos referir. Que si cómo mola, que si quiero uno, que si qué moderno, que si culo veo culo quiero… Controlémonos un poquito, que ya está bien.

No podemos negar que este asunto está plenamente acorde con la idiosincrasia del Pulpo, perdido entre tanto dispositivo digital, y de hecho en una de las primeras entradas de este blog ya lo incorporamos a nuestro repertorio como tema. Pero es que pasa el tiempo y la cosa no parece mejorar.

Porque claro, ¿a dónde vas si no te has comprado ya un smartwatch? Y yo que vi como excusa para quitarme el reloj de la muñeca, que la verdad es que sus correas solían molestarme, en el hecho de que el teléfono móvil te da la hora constantemente… ¿y ahora me pedís que me ponga un wearable -¿o se escribe wereable?-? No amigos, a otro con esos grilletes.

¿Y los drones? Porque claro, no sólo molan mucho, ¡es que hay que tener uno para fliparse un poco, o para lo que sea! En un viaje, usando con frecuencia mi cámara de fotos, alguien me preguntó que si me gusta la fotografía cómo no se me ha ocurrido comprarme ya un dron, que las fotos aéreas son maravillosas y tal. Claro, es obvio, si te gusta la fotografía, tienes inevitablemente que tener un dron, sí o sí, de toda la vida de dios… ¡venga ya!

Y así con todo: Acumulando cachivaches en casa, como si no hubiera un mañana: Gafas de realidad virtual, asistentes virtuales, web cams anti robos, medidores de lo que sea, humificadores, robots de limpieza, de cocina… por no hablar, ojo cuidado, del apartado erótico – sexual, claro. Y luego pasa el tiempo, y sería conveniente hacer un análisis de cuántos de esos productos tecnológicos se han quedado olvidados en algún cajón (y no hablo necesariamente del último apartado mencionado…)

Precisamente sobre todo este asunto y su análisis, os dejamos a continuación con un estudio que revela hasta qué punto la gente compra tecnología sin necesidad de ello. Aunque claro, poco tiempo tendréis para leerlo, si tenéis tantos dispositivos que con su uso no os sobra ni un rato para nada más, ¿no…?

 

La tecnología no se equivoca, pero nosotros sí: el 60% de los españoles ha comprado tecnología que le ha resultado poco útil

El repertorio de productos tecnológicos en nuestros hogares crece y, sobre todo, se diversifica. El 45% de los españoles posee 6 o más dispositivos, según datos del estudio 'Uso y consumo de la tecnología en 2024' impulsado por Grover, compañía líder en alquiler de tecnología, siendo el smartphone (99%), el televisor (95%) y el ordenador (94%) los dispositivos que más se usan. También comienzan a coger fuerza otras alternativas como los auriculares y altavoces (75%) o los smartwatches (70%).

No obstante, no todos los gadgets que adquirimos terminan convirtiéndose en inseparables compañeros de nuestra vida cotidiana, como admiten los casi 4 de cada 10 españoles (39%) que alguna vez compraron un dispositivo para un uso puntual. A productos de uso recurrente se suma un creciente listado de dispositivos a los que muchos consumidores solo encuentran utilidad en momentos muy concretos. Entre ellos, los viajes, los eventos familiares y los proyectos profesionales son los escenarios que más motivan a los consumidores españoles a comprar un gadget tecnológico para un uso puntual, según concluye la encuesta de Grover.

El estudio también identifica los dispositivos que más tienden a caer en desuso por parte de los usuarios españoles, una vez comprados. Drones (11%), cascos de realidad virtual (17%), patinetes eléctricos (26%) y cámaras de fotos (37%) son los gadgets que menos usan con regularidad sus propietarios. Aunque en múltiples ocasiones la necesidad puntual está detrás de este desuso, el 60% de los españoles admite que alguna vez adquirió un dispositivo que no resultó ser tan útil como pensaba.

Los principales desencadenantes de este 'desengaño', según reconocen los propios consumidores, son la realización de compras a ciegas para comprobar si el dispositivo era útil (45%), la impulsividad por no tener claro si lo necesitaban (18%) o un uso en momentos o lugares muy específicos a los que no van con frecuencia (15%).

Lisa Steffenhagen, Senior Sustainability Manager de Grover, comenta: "La tecnología se ha convertido en un apoyo clave para muchas tareas y momentos de nuestra vida cotidiana. Esto nos impulsa a utilizar una gran variedad de dispositivos que, sin embargo, muchas veces sólo queremos probar, utilizar una vez o durante un tiempo limitado. Esta realidad nos invita a tener en cuenta modelos alternativos a la compra que ayuden a evitar la acumulación de productos en desuso, sin privarnos de aprovechar la tecnología que necesitamos para trabajar, socializar, divertirnos o cuidar nuestra salud. A través de un enfoque circular, es decir, al hacer que un mismo producto cubra las necesidades de varias personas a lo largo de su vida útil, reducimos la cantidad de dispositivos y recursos valiosos que acaban en desuso al fondo de un cajón".

En busca de formas más flexibles y sostenibles de consumir tecnología

El alquiler de tecnología cuenta con un creciente respaldo por parte de los consumidores españoles, con un 86% de los encuestados que ya identifica ventajas concretas frente a la compra tradicional de productos. Dentro de los puntos fuertes más valorados, se encuentran la flexibilidad a la hora de escoger el tiempo de uso del dispositivo (32%), la posibilidad de contar con los modelos más actuales del mercado (28%) o evitar que se acumulen aparatos en desuso en casa (27%).

Con más de 230.000 usuarios registrados en España, Grover ha sido pionera en introducir el modelo de alquiler de tecnología en nuestro país, ofreciendo a los consumidores una alternativa sostenible a la compra tradicional de dispositivos, especialmente aquellos que se renuevan cada poco tiempo o que apuntan a tener un uso puntual o poco habitual. A través de la recirculación de los productos alquilados, Grover contribuye a reducir la generación de residuos electrónicos, lo cual tiene un impacto positivo en el medioambiente. No en vano, se estima que la actividad de la compañía ha evitado la compra de unos 160.000 dispositivos entre 2015 y 2022, equivalentes a unas 250 toneladas de basura electrónica.