Hacía tiempo que no nos encontrábamos con una nueva forma de denominar a algún concepto tecnológico dentro de la revolución digital de los últimos años. La originalidad y pomposidad de los creadores de términos, que ya hace mucho acuñaron listas de palabras techies ahora normalizadas, no tiene límites.
Nos estamos refiriendo a vocablos o expresiones que en su día sonaban muy grandilocuentes, propias de flipaos de la informática (con todos los respetos), como Big Data, o Machine Learning, y no te digo ya lo del Internet de las Cosas (como si no tuviéramos suficiente con las cosas de Internet), y que al final se quedan en la cabeza como palabras rutinarias. Como cuando nos acostumbramos a que Ronaldo(s) fueran nombres de futbolistas sin que nos recordaran ya a un grupo de pop español de los 80 y 90.
Por supuesto, las que más ilusión nos hacen en este blog tienen que ver con la nube (siendo ella misma una de las más emblemáticas), como no podía ser menos, y la última que hemos conocido está en ese ámbito. Además, tiene relación con otra de la que ya hablamos hace mucho, la multinube o multicloud. Además, ésta nueva ya tiene una gracia especial, que difícilmente se va a perder con el tiempo, si es que llega a calar. Porque además, y aquí hay una diferencia muy importante, resulta que no está creada en el habitual sentido positivo de los fans techies que hablan de este mundo como algo celestial, sino que es totalmente crítica con la parte negativa de la tecnología, y por lo tanto pasa a ser una de nuestras favoritas desde ya, siendo fieles a nuestra idiosincrasia tecnófoba – irónica.
De hecho, estamos seguros de que nuestro querido Pulpo se tiene que sentir muy identificado con ella: Frankencloud, expresión que hemos encontrado en esta noticia. Según dicha publicación, que tampoco lo desarrolla mucho, viene a referirse a una multinube mal gestionada que da lugar a “un entorno tan desconectado que es difícil navegar y puede ser casi imposible de proteger, en particular contra los riesgos de terceros y cuartos". Es decir, lo que viene a ser, más o menos, cómo se siente nuestro Pulpo en la nube.
Ya sabemos lo que representa el monstruo de Frankestein: La versión novelesca y luego cinematográfica del mito de Prometeo, el afán del ser humano por crear vida, en este caso a base de partes de diferentes humanos. El paralelismo con el cloud computing viene a significar, entendemos, el uso de varios servicios de nube de diferentes proveedores o fabricantes (multinube), para un mismo y único entorno de uso informático que, claro, si está mal gestionado en cuanto a la coordinación de todas ellas, entonces nos sale un monstruo al que se le ven las costuras, y al que nadie quiere, como monstruo que es (así le pasaba al pobre bicho del libro de Mary Shelley).
Por ofrecer una explicación un poco más elaborada y seria sobre el concepto, hemos buscado artículos que lo traten con mayor profundidad, pero lo cierto es que no hemos encontrado ninguno en español. Es decir, que esta moda sustantiva todavía no ha llegado a nuestro país ni a los demás de habla hispana, parece ser. Pero referencias en inglés no os van a faltar, si lo buscáis por Internet. Por ejemplo, este artículo, del que extraemos tres párrafos que ofrecen una enunciación más extensa que la breve definición de antes:
“En la actual era del cliente, las empresas necesitan ser ágiles para mantener el ritmo y crecer a escala. Por eso muchos han recurrido a la nube. Por desgracia, el mundo se ha vuelto demasiado turbio, debo decir, dada la gran cantidad de aplicaciones diferentes disponibles para cada necesidad empresarial individual.
Esto está causando complicaciones no muy diferentes a las que experimentamos en los días del software local. El problema es que las implantaciones de la nube se dejan a menudo en manos de los responsables de los departamentos sin que se desarrolle, en primer lugar, una estrategia global de la nube en toda la empresa.
Cuando esto sucede, las organizaciones acaban teniendo un conjunto de aplicaciones diferentes que no funcionan realmente juntas. Y el resultado final es un monstruo que yo llamo FrankenCloud”.
En fin, nosotros dejamos esa semilla ahí plantada, y ya veremos cuánto tarda en germinar el árbol del que tal vez se empiece a hablar más a menudo. Reconocemos que es una pena no haber llegado a tiempo de presentar a este monstruo unos días atrás, aprovechando lo de Halloween, pero también es verdad que este que escribe no es precisamente muy fan de esa celebración.
Por cierto, que para Frankenstein, la inteligencia artificial de DALL_E, que seguimos usando más allá de aquellas primeras pruebas, porque vaya resultados rarunos que nos está dando, mezclando de forma muy loca cosas que llevan a imágenes verdaderamente inquietantes. Sin ir más lejos, la que acompaña a este post es su idea de “monstruo de Frankenstein en una nube”… Pues parece que lo ha confundido con Hulk con caries, ¿no?