El cinéfilo tecnológico: Ex Machina (2014)

La Inteligencia Artificial con emociones, o eso parece…

Comenzamos nueva temporada de nuestra sección de reseñas de cine y series con temática relacionada con la tecnología. Como podéis ver, hemos decidido cambiar su nombre, antes Boyero y ahora cinéfilo, principalmente porque la mayoría de las películas de las que estamos hablando nos están gustando, y eso nos coloca lejos de la órbita inconformista del eminente Carlos Boyero.

Ocurre que la crítica despiadada que le gusta al Pulpo no es contra el cine, sino contra el mundo digital, y como muchos de los films y series que está viendo tienen una vena tecnófoba, en general nuestro crítico de cabecera está encantado. Las frases haters típicamente Boyerianas del octópodo serían más bien de este tipo: “Me aburre profundamente la narrativa que destilan las conversaciones de WhatsApp” o “Me olía que la pantalla del nuevo smartphone iba a ser una mamarrachada de grande, pero confirmado”, etc.

Bueno vamos al grano. Hoy venimos a hablaros de Ex Machina, una película que al Pulpo le ha parecido que no habría desentonado en absoluto como capítulo largo de Black Mirror, y puede que, además de la temática, influya en su estilo y psicología el hecho de ser también una producción británica. Lo que ocurre es que es la segunda vez que la ve, y en la primera aún no conocía la serie de Charlie Brooker, cuya primera temporada es tres años anterior a esta peli.

Lo cierto es que este film es la versión actualizada, adaptada a la era de la revolución informática, del mito de Prometeo, el hombre que quiere ser Dios como creador de otros seres semejantes a él. En la literatura y el cine ya lo vimos en ejemplos míticos como Frankenstein, pero ahora hay que ir a un paso más allá, que es el del ámbito de la era Black Mirror en la ficción: La creación de Inteligencia Artificial. También tiene esto sus precedentes, y la propia sinopsis tiene ciertos argumentos ya tratados en 2001: Odisea del espacio (1968) o Blade Runner (1982), pero en aquellos casos la profundidad era mayor, de filosofía pura y dura.

Lo que diferencia, temáticamente, a esta película de aquellos clásicos de la ciencia ficción, e incluso de la algo más reciente Inteligencia Artificial de Steven Spielberg (2001), y que es lo que nos coloca en la actualidad tecnológica, es la explicación de cómo ha desarrollado el programador informático (Nathan) el software que hace posibles las funciones cognitivas de la robot Ava: Básicamente, su inteligencia se fundamenta en los motores de búsqueda de Internet. Y esto introduce un aspecto muy interesante en el debate sobre la privacidad online: Estamos preocupados por el hecho de que las empresas utilicen nuestros datos para optimizar la publicidad y condicionarnos aun más, pero no hemos reparado en la posibilidad de que nuestras búsquedas en Google no sólo sirvan para saber qué es lo que pensamos, sino sobre todo cómo pensamos: Desentrañar la mente humana monitorizando la totalidad de conexiones estímulo – impulso que la población mundial deja registradas en la red digital global. A partir de ahí, crear a un ser que no sólo puede pensar (y actuar en consecuencia) como absolutamente todos y cada uno de los seres humanos, sino que a su vez puede ser siempre consciente de por qué piensa y actúa así, cosa que muchas veces nosotros mismos ni lo entendemos (cuñaos aparte); vamos, un ser que no necesitaría psicólogo. Y mientras, nosotros existiendo junto a esos seres. Inquietante, cuanto menos.

Temáticamente, ese me parece el planteamiento más interesante de Ex Machina. Por lo demás, la trama funciona y es entretenida, sin que la historia acabe llevando más lejos de lo que otras películas con robots ya habían mostrado antes. Eso sí, con una fotografía, un diseño de producción y un ritmo pausado que me han vuelto a parecer realmente disfrutables. También me parece “graciosa” la simbología paradójica del entorno paradisíaco con una prisión tecnológica en medio: Quien está más perdido que un Pulpo en la nube podría acabar, por querer evadirse, encerrado en una pesadilla peor…

 

Nota del Pulpo: 7 / 10