Este martes 13 de septiembre, los desarrolladores de software que no sean supersticiosos y que no le tengan tirria a la maravillosa moda de los días internacionales de algo, celebran el día del programador. Que así a secas podría dar lugar a engaño, porque también podría ser un programador de programas de televisión, o de actividades en cualquier institución, pero no, se refiere en concreto al programador informático.
Con motivo de ello, y siguiendo la tradición de usar una excusa para hablar de algo en el maravilloso mundo del periodismo, afloran como setas las notas de prensa sobre los encargados de crear el código en las diferentes ramas de la tecnología. Por ejemplo, este artículo publicado hoy mismo en hayCANAL sobre los perfiles más demandados dentro de este campo del ámbito digital.
Por nuestra parte, también vamos a aportar nuestro granito de arena a esa montaña de la turra de las efemérides, en este caso aprovechando nuestra vertiente cinéfila y seriéfila. En concreto, os vamos a obsequiar con un curioso e interesante artículo sobre los estereotipos de los informáticos que se suelen explotar en películas y series, que cuestiona si dichas caracterizaciones responden a la realidad o son licencias dramáticas de los guionistas.
Lo cierto es que, en nuestras múltiples reseñas de Black Mirror y del Boyero Tecnológico, tenemos que reconocer que rara vez nos ponemos a valorar si esos tópicos son justos o no, y eso que en su día sí nos reímos un poco de las típicas imágenes del hacker malicioso con capucha y demás. Personalmente, creo que las series y películas, como ficción que son, hay que tomárselas como tal, y no ser más papistas que el Papa, salvo que los estereotipos resulten ridículos y/o entorpezcan la propia narrativa. Esto es un poco como la que se ha liado con que si la serie de Los Anillos de Poder respeta más o menos la obra de Tolkien, con que si los elfos pueden o no ser negros, si las enanas tienen que tener barba, etc., etc. Más allá de debates ideológicos, si la gente no fuera tan quisquillosa y se limitara a valorar si la historia que te cuentan te la cuentan bien y funciona, los niveles de disfrute de la vida de los haters aumentarían considerablemente, creo. A las malas, siempre queda la sorprendentemente fácil opción de no ver aquello que no te gusta, e incluso hacer como que no existe. Pero, en fin, allá cada cual con su autoconsumo de bilis…
No obstante, si este es un blog sobre tecnología, no está de más que tratemos ciertos aspectos de esas películas y series que no han reflejado al programador de software con realismo, así que con ello os dejamos a continuación. Por cierto, que sobre una de las películas que aparecen en este artículo versará la próxima reseña del Pulpo cinéfilo (la primera de la temporada): Ex Machina.
Ficción vs. realidad: 4 estereotipos en torno a este profesional en el cine y la televisión
Desde el año 2009 se celebra el Día del Programador, esos profesionales fundamentales que están detrás de muchos de los dispositivos y aplicaciones que utilizamos diariamente (ordenadores, móviles, tablets, coches eléctricos, lavadoras, ascensores, aspiradoras inteligentes, etc.) y que, sin duda, hacen nuestra vida mucho más fácil. El trabajo de un programador consiste en dar instrucciones a las máquinas en un lenguaje (el código) que ellas puedan interpretar para desarrollar las funcionalidades para las que fueron creadas.
Este profesional siempre ha llamado la atención de la industria del cine y son numerosas las películas y series de televisión cuya trama principal gira en torno a este sector o bien el protagonista está relacionado con la programación. En ellas podemos encontrar exageraciones llevadas al límite, como puede ser el caso de los ciberdelincuentes que con tres líneas de código pueden hackear bancos, o de ‘programadores’ que más que escribir código parece que están aporreando el teclado sin ton ni son.
Puesto que el consumo de contenido audiovisual cada vez es mayor, y está demostrado el poder que ejerce entre los más jóvenes, nos gustaría dejar claro que la representación que se ofrece es, en muchas ocasiones, errónea y estigmatiza a estos profesionales cuyas funciones, trabajo y resultados van mucho más allá. Tras un análisis de las producciones audiovisuales más exageradas y alejadas de la realidad en torno a la figura del programador, alumnos y profesores del Grado en ‘Ingeniería del Software’ en el Centro Universitario U-tad, han enumerado los 4 estereotipos más repetidos en películas y series, y cuyo parecido con la realidad es mera coincidencia:
• Las personas que se dedican a la informática son unos cerebritos: en las películas casi siempre la figura del programador es alguien muy inteligente que es capaz de programar en segundos y sin errores, de abrir cerraduras electrónicas o de colarse en cámaras de seguridad en tiempo récord. Un ejemplo lo podemos ver en la película Ocean’s 8 donde el personaje de Nine Ball consigue craquear la seguridad en cuestión de minutos. En la vida real sí que se pueden llegar a desarrollar programas o aplicaciones que hackeen de una manera muy rápida y eficiente, pero lleva tiempo y muchas pruebas. Y, como todo en la vida, si quieres saber sobre algo debes aprenderlo pero no hace falta ser un cerebrito para ser bueno, simplemente dedicarle tiempo y ganas de aprender.
• Los programadores son introvertidos: casi siempre en el papel de informático vemos a alguien que se pasa las horas frente al ordenador y que pocas veces asiste a fiestas o celebraciones, como en Ex Machina, donde al personaje de Caleb, como no se le dan muy bien las relaciones sociales, prefiere pasar más tiempo con su verdadero amor, los ordenadores y con AVA, un robot con inteligencia artificial. O en la serie Mr. Robot donde a su protagonista, el auditor de seguridad Elliot Anderson, se le presenta como alguien introvertido que padece ansiedad ante diversas situaciones sociales. Una parte importante del trabajo de un auditor es trabajar de manera proactiva en la creación de informes para retratar las deficiencias de seguridad que sufre una empresa, por lo que los auditores de seguridad tienen que ser buenos comunicadores para poder expresar a sus superiores qué se debería corregir.
• Son capaces de acceder a cualquier sistema a la primera y en apenas unos segundos: es muy habitual ver a ciberdelincuentes que con tres líneas de código pueden hackear bancos hasta acceder al Departamento de Defensa de los Estados Unidos con un par de instrucciones. En la película Juegos de guerra vemos a David Lightman, un joven informático que se cuela en esta institución americana, y se ve envuelto en una situación que puede desatar una guerra nuclear. Asimismo, en The Big Bang Theory podemos ver cómo Sheldon es capaz de acceder a un superordenador del Gobierno de los Estados Unidos (Craiglist) a base de teclear y clicar levemente. La realidad es muy diferente: estos superordenadores se encuentran tan protegidos que sería imposible acceder a ellos desde fuera del recinto físico en el que se encuentra la red privada sobre la que trabajan. Por otro lado, el trabajo de un programador consiste, en gran medida, en buscar documentación y en averiguar por qué el código en ocasiones no hace lo que debería, algo que rara vez se muestra en el cine.
• Casi siempre llevan gafas: en la gran pantalla, parece que el informático siempre es un varón, con gafas y con algo de sobrepeso. Lo vemos con Dennis Nedry en Jurassic park. No es ningún secreto que el ordenador, la televisión y los móviles castigan bastante los ojos, por lo que la pantalla del ordenador podría ser la culpable de que, a la larga, los informáticos y, en general toda la población, podamos padecer diferentes afecciones oculares como cataratas, fatiga ocular u ojos secos, pero no es desde luego un requisito de los programadores.
A pesar de todo lo anterior, también hay películas y series dignas de mención por su acercamiento a la realidad de este profesional:
• Conocer cómo funciona la informática: la archiconocida Matrix es una buena analogía del mundo informático. Todo programador en sus inicios va un poco navegando a ciegas sin saber del todo por qué cada cosa hace lo que hace. Según los profesionales que se dedican a este sector “esto es así hasta que en tu cabeza haces click y empiezas a entender cómo funciona la informática y el software”. Esto pasa en esta película cuando Neo de verdad entiende cómo funciona el mundo en el que se encuentra inmerso.
• Cada vez más mujeres trabajan en este sector e incluso ocupando puestos de responsabilidad: la serie Halt and Catch Fire muestra la revolución que supuso la llegada los ordenadores personales y el crecimiento de la World Wide Web en los años 90 desde el punto de vista de una pequeña empresa que empieza a crear su propio ordenador. En esta serie son dos mujeres las protagonistas que ejercen roles centrales en el desarrollo, producción y dirección de una empresa tecnológica emergente.
• Gajes reales de este oficio: la serie Silicon Valley también muestra situaciones cotidianas de un programador (aunque con algún que otro desliz). Cuenta la historia de un grupo de informáticos que crean una startup llamada ‘El Flautista’, una empresa de compresión de datos que utiliza un algoritmo revolucionario. A lo largo de la serie podemos ver cómo los programadores viven situaciones que todos los que se dedican a este ‘oficio’ han vivido alguna vez: códigos que funcionan un día y al siguiente día dejan de hacerlo, retrasos en entregas o roces con otros miembros del equipo por cómo deberían hacerse las cosas. Aunque puede parecer que la programación más que una profesión es un martirio, también tiene momentos muy gratificantes al poder convertir una idea en un producto funcional.
“Dado que actualmente nuestra vida personal y profesional gira en torno al software, estos perfiles se han convertido en una pieza clave en una industria cada vez más digital. Más allá de los tópicos, es su versatilidad y creatividad para encontrar soluciones a problemas concretos utilizando la tecnología lo que les hace imprescindibles”, afirma Alfonso Castro, coordinador académico del Grado en ‘Ingeniería del Software’ en el Centro Universitario U-tad.
La demanda de ingenieros de software ha crecido enormemente en los últimos años y seguirá haciéndolo en el futuro. Es difícil encontrar un sector de la economía que no necesite desarrolladores de software, que están entre los profesionales mejor pagados del mercado. Sus ingresos pueden ir desde los 24.000€ brutos al año para un perfil junior hasta superar los 83.000€ en el caso de los más experimentados, según afirman desde el Centro Universitario U-tad, institución especializada en la formación en Ingeniería del Software.