Algoritmocracia

La tecno-fiesta de la democracia

Como podéis comprobar, esta semana nos ha dado por los algoritmos, después del post del lunes, lo cual refuerza el título de esta nueva entrada. Hoy la cosa se puede tratar de forma más liviana e incluso con cierto humor, lo cual no significa que el tema no sea serio.

En esta ocasión, vamos a relacionar ese maravilloso palabro informático que al oírlo pronunciar todavía me parece como si a mi profesor de matemáticas del instituto se le hubiera trabado la lengua al tratar de decir logaritmo, con otro asunto que también provoca confusiones y frases interminables como la que estáis leyendo ahora mismo, como es la política.

Hay, la política, amigos, qué temazo. Como no teníamos suficiente con el arte de intentar arreglar el mundo y acabar discutiendo inútilmente como futboleros en un bar, llegó la tecnología y convirtió el invento de los griegos en la enésima excusa para potenciar el clickbait. Bueno, pues ahora resulta que hay quien defiende que la inteligencia artificial lo haría mejor que los gobernantes humanos… Sí, ya sé que muchos habéis leído esa última frase y habéis pensado “pues tampoco es tan difícil, visto lo visto…”.

Sin embargo, y estando de acuerdo en que el nivel de los políticos actuales no es precisamente como para tirar cohetes, me parece que es un poco arriesgado llegar a creer que estamos en ese punto en que un sistema digital programado lo haría mejor… precisamente porque estaría programado por un humano. Y ahora diréis, “bueno ya, pero no por un humano político, sino por un humano informático, del que me fio más, que mi vecino del quinto lo es y siempre me arregla el ordenador cuando se me cuelga el Windows…” Pues tampoco lo veo tan claro, porque no creo que bastara un informático para crear ese algoritmo, sino que dicho sistema se tendría que basar en claves políticas, sociológicas, etc., para poder tomar decisiones políticas, y de esas no entiende el informático, que no es eso lo que ha estudiado, sino que al final habría que recurrir para definirlo… efectivamente, a los políticos. Vamos, digo yo.

Luego estaría la cuestión de si un único algoritmo tendría en cuenta todos los puntos de vista e ideologías, o bien habría un algoritmo para cada tendencia política. En el primer caso, me da que la maquinita se podría llegar a hacer un lío con su lucha ideológica interna, y más de una vez y de dos se acabaría colgando como el sistema operativo antes mencionado… o eso o se parecería a ciertos partidos que son de todos pero no son de nadie. En el segundo caso, ¿acabaríamos asistiendo a debates entre robots de diferentes ideologías, de entre los que la gente votaría a su candidato favorito? ¿Acabarían esos robots discutiendo como tertulianos de debates de la tele? ¿Les llevarían sus analíticas de marketing electoral – precisas como nunca antes- a recurrir a triquiñuelas, chanchullos e improperios contra sus rivales como los de los políticos humanos, pero en lenguaje Python o Java…?

Qué queréis que os diga, pero por lo que llevo visto, me da la sensación de que la tecnología ha contribuido a polarizar y crispar todavía más que antes el mundo de la política. Creo que está claro que la difusión del odio en redes sociales tiene entre sus mayores logros haber entrado en la pelea ideológica, e incluso haber influido en resultados electorales y referéndums, fake news mediante. Así que arreglar ahora esto con algoritmos que vete tú a saber que lobbies o estadistas influyentes van a ayudar a programar no sé si me convence como idea, la verdad.

Sin embargo, cuando le hablas a la gente de lo del “algoritmo político”, en general parece que les suena maravilloso. Según un estudio, no sólo creen que lo haría mejor que el político humano como ya hemos dicho, sino que contribuiría a reducir la mencionada crispación, esa que antes de la revolución digital de Internet era menor… Está claro que la tecnología siempre va a sonar a cantos celestiales. Claro, el nivel de quienes participaron en el estudio se pone de manifiesto cuando ese mismo estudio denota que la mayoría de ellos mostraron el habitual pensamiento superficial de las redes sociales: opinar sin saber de lo que se opina.

El informe, basado en una curiosa simulación de un “Partido Político Futurista”, ofrece otros datos llamativos, con los que os dejamos a continuación, para que saquéis vuestras propias conclusiones… A ver si ahora alguien nos va a acusar de estar inoculándoos un algoritmo tecnófobo (paradójico concepto) en vuestra cabeza…

 

El 56,2 % de los internautas opina que los algoritmos tomarían mejores decisiones que los políticos

Internet es una de las herramientas tecnológicas que más ha cambiado el mundo. Desde su nacimiento en 1983, Internet ha supuesto un avance para la sociedad, pero, también, un reto pues el impacto que tiene la tecnología en la vida de los ciudadanos, los gobiernos y la economía, es tan grande que hacer un uso responsable de ella se ha convertido en una necesidad.

Teniendo en cuenta esta premisa, Diana Orero, autora del libro FU-TURISTA, ¿Inteligencia artificial o estupidez humana?, donde se reflexiona acerca del presente y el futuro tecnológico, ha llevado a cabo un experimento para elaborar, por primera vez en España, el primer programa político basado en tecnología y datos.

FUTURISTA_portada

Para ello, Diana Orero creó el Partido Político Futurista, un partido político liderado por un algoritmo, en el que miles de usuarios se unieron para elaborar el programa electoral más democrático de la historia, ya que, en vez de pedirles su voto, les pedía su opinión a través de un cuestionario.

Todo ello, con el objetivo de descubrir el grado de aceptación que tiene la sociedad a que las nuevas tecnologías ocupen un lugar cada vez más relevante en sus vidas.

A través de la campaña lanzada en redes, que se mantuvo activa durante dos semanas, el experimento logro más de 3.000 votaciones, obteniendo los siguientes resultados:

•    El 56,2 % de los encuestados opina que los algoritmos tomarían mejores decisiones que los políticos.

•    El 82% consideran que los algoritmos ayudarían a solucionar la corrupción en la política.

•    El 70% de los encuestados está a favor de reducir los costes del Estado gracias a los algoritmos.

•    El 58 % considera que los algoritmos contribuirían a disminuir la crispación social.

Además, Diana Orero, señala que "el 70% de los comentarios que se hicieron eran de índole negativa y lo hicieron personas que no entraron a la propuesta. Lo que pone de manifiesto uno de los principales problemas de las redes sociales, el pensamiento superficial; es decir, dar opinión sin ni siquiera saber de lo que se opina. No obstante, y a pesar de que muchos comentarios fueron agresivos, también hubo comentarios humorísticos".

Por último, Orero señala que el experimento también ha servido para detectar el interés que suscita este tipo de iniciativas entre la sociedad pues la tasa de engagement llegó a duplicar el promedio de una publicación que se considera que funciona bien en publicidad, lo que muestra un interés claro de los internautas por este tipo de propuestas.