Un día normal, en la puerta de una vivienda normal, en futuro próximo no tan normal:
REPARTIDOR: Buenos días, ¿Fulanito de tal?
VECINO: Sí, soy yo, buenos días.
R: Le traigo su pedido.
V: ¿Qué pedido, si yo no he pedido nada?
R: Ya no hace falta que lo pida, lo pide un algoritmo por usted.
V: ¿Perdón?
R: Si, le traigo todos los productos que va a consumir su familia esta semana.
V: ¿Pero y cómo saben lo que vamos a consumir si aún no lo sabemos ni nosotros mismos?
R: Pues por eso mismo, porque la Inteligencia Artificial ya sabe más que nosotros mismos.
V: Pero oiga, ¿y ya no puedo elegir por la marcha lo que voy a ir queriendo?
R: No es que ya no pueda, es que ya no necesita hacerlo, mejor para usted, ¿no?
V: Pero ¿y si no me gusta lo que me han traído?
R: Es imposible que no le guste, el algoritmo sabe mejor que usted lo que a usted le gusta.
V: ¿Mejor que yo? Pero oiga, ¿me toman por imbécil?
R: Al contrario, ahora podrá ocupar su inteligencia en cosas más interesantes, al no tener que usarla para pensar en la comida semanal, en los productos de higiene, en…
V: ¡Pero eso no es un algoritmo! ¡Es una madre! ¡Que ya me independicé hace veinte años, oiga!
R: ¿Y a que echa de menos lo bien que vivía antes de independizarse?
V: Ya, ¿Y también va a vigilar a qué hora llego a casa, o cuánto tiempo me tiro en el baño?
R: …bueno, para eso se está desarrollando una versión 2.0 que…
V: ¡Váyase a la mierda!
(Cierre abrupto de la puerta).
REPARTIDOR (desde fuera): ¡Oiga, que la culpa es suya por haber comprado por Internet desde hace veinte años…!
¿Y a qué viene todo esto? Pues a una exageración (esperemos que sea así) jacarandosa (porque así somos en este blog) sobre el siguiente temita, extraído de esta información:
Que un cliente decida hacer la compra semanal los sábados, en su supermercado más cercano, pagando con tarjeta, es un comportamiento cuya repetición puede dar lugar a datos de gran valor sobre todo el proceso de compra. El Smart Data es capaz de dar uso a esos datos para predecir cómo comprará en un futuro, dónde, a qué hora, cuánto estará dispuesto a pagar o cómo decidirá pagarlo. Aunque este tipo de predicciones pudieran parecer ciencia ficción, lo cierto es que son una realidad a día de hoy.
Hala, ahora vas y te ríes de la exageración…