Pues sí amigos, como sospecháis por la pinta que tiene esto, hoy toca post de bajo perfil, de relleno, de “algo habrá que publicar”. Y es que la cosa está poco inspirada últimamente. Y claro, tampoco voy a seguir exprimiendo el recurso, cada vez más sonrojante, de las conversaciones predictivas de Gmail, porque llegaría un momento en que sería tan repetitivo y plasta como los de los televisores del Metro de Madrid con su extraordinario reportaje sobre el Estadio Municipal de Butarque…
Así pues, de los autores de “la cama que se hace sola”, de la que ya nos habló Rachel, llega ahora “el calcetín que previene caídas”. Ojo, antes de seguir con nuestro habitual tono jocoso, y teniendo en cuenta las sensibilidades que se hieren últimamente en el mundo del humor, prefiero ponerme la venda previamente y aclarar que esta tecnología tiene una intención muy positiva, y nada más lejos de mi intención burlarme de ello. Sólo lo aprovecho para hacer un chiste en paralelo (que no para lelos), que es lo nuestro en este blog.
La cosa es que el centro tecnológico Eurecat (miembro de Tecnio) y la sociedad especializada en transferencia tecnológica AST (Aquitaine Science Transfert) están presentando estos días en la feria LOPEC de Múnich un calcetín inteligente que monitoriza el movimiento al caminar, con el objetivo de controlar el equilibrio y evitar caídas. El calcetín incorpora sensores de fuerza impresos y pistas conductoras impresas con tinta conductora flexible que permiten hacer un seguimiento y monitorización de la marcha de deportistas, personas mayores y de trabajadores para aplicaciones de salud y bienestar, entre otras. Los datos recogidos por el calcetín se transmiten y recopilan mediante una aplicación móvil que permite hacer seguimiento de la posición y de la trayectoria de los pies al caminar.
Lo dicho, todo esto está muy bien, pero (y ojo que aquí viene el chiste), ¿qué es lo que realmente necesitaríamos a nivel de nuevas tecnologías en los calcetines? ¿No se os ocurre nada? Pues yo creo que está bien claro: Lo que la sociedad demanda sin duda alguna es que un calcetín detecte la necesidad de avisar a su portador del momento en el que el olor que desprenden sus pies empieza a importunar a las personas de alrededor. Y que incorpore avisos en plan: “¡Dúchate ya, guarro!” ó “¡usa Peusek!”. Y ojo, tampoco vendría mal que midiese la longitud de las uñas para igualmente advertir del momento de cortarlas (actividad que muchos procrastinan); es más, si el propio calcetín fuese capaz de cortarlas y eliminarlas él mismo ya sería la bomba, ¿no?
En fin, procuraremos seguir atentos, en semanas de carestía informativa o de musas inspiradoras, a los próximos capítulos de “si es que ya no saben qué inventar”, algo que se ha dicho toda la vida pero que hoy en día con la revolución tecnológica se ha vuelto un mantra…