Personas vs Máquinas

¿Qué nos depara el futuro?

No se vosotros, pero yo estos días a raíz del escándalo de Facebook no he parado de escuchar titulares sobre la adicción a los dispositivos móviles, lo enganchado a las apps que estamos, lo que nos facilita la tecnología, los riesgos que conlleva y hacía dónde va el futuro…

He estado unos días fuera, como buen pulpo el mar me tira y mucho, y volviendo de viaje recibí un whatsapp de mi hermano que me ponía: “estás por “X”?? Pasad a verme que estoy de guardia”. Os prometo que un ratito antes andaba comentando en el coche que mi hermano tenía guardia ese día justo al pasar por su lugar de trabajo (esas asociaciones que hace la mente). Imaginaos mi cara cuando leo su mensaje… ¡ojiplática! Y ahora os preguntareis ¿cómo sabía mi hermano que estaba pasando por ahí cerca? Primero, porque estaba ocioso y con el móvil en las manos, eso está claro, y segundo por una aplicación en la compartimos nuestra ubicación… Una no puede hacer nada ya porque todo se sabe. Hace unos años ‘te pillaban’ los amigos o conocidos de tus padres, y ahora el enemigo lo tenemos en casa. Y encima, cómo cuidamos al enemigo: que si te recargo la batería para que no pierdas vida, que si una funda para que no se me ralle la pantalla, que si una carcasa para que este más pintón…y nos lo paga así, chivándose de todo lo que hacemos bajo nuestro consentimiento que en muchos casos creo que no llegamos a ver el alcance que tiene… (Fíate tú decirle a tu pareja que vas a un sitio que no sea verdad…).

Ya se que soy pesada con esto, pero los beneficios que nos ofrece el estar tan hiperconectados, cuando lo piensas fríamente, da cierto miedito y eso que no somos unos expertos, al menos la que suscribe no lo es, y no soy capaz de ver el alcance de todo esto, y eso que algo intuyo. Y lo peor ¡es que no tiene retorno!

Encontrarte con un compañero de trabajo que no tiene un smartphone y que afirma que no lo necesita, nos sorprende y nos parece que está en la era del Cro-Magnon (vamos, lo que castellanizado decimos cromañon). Mi primo de Zaragoza era uno de ellos, pero hasta él hace unos meses nos dio la sorpresa en el chat de primos que tenemos (sí, yo también tengo chat de primos) y ahora nos brea con Gif`s y chistecillos después de cogerle el tranquillo a su ‘juguetito’.

Venga, una pregunta fácil: ¿quién no mira el estado del tiempo al despertarse y después elige el conjunto de ropa que ponerse?  ¡Os he pillado!

Tiempo

Desde que nos levantamos vamos con el móvil, vamos al tren y nuestro interlocutor es la máquina de billetes. En la oficina, somos amiguísimos de la máquina de vending para tomar un café o un tentempié a media mañana. Sacamos dinero en un cajero, atrás quedó esa persona ubicada en la caja del banco que nos daba los buenos días, actualizaba la cartilla y nos daba dinerito para afrontar un par de semanas… Pero si vamos a comprar y nos vamos a las cajas rápidas donde escaneamos nosotros mismos y salimos rapidito, siempre que la dichosa maquinita no se “cortocircuite” porque hemos puesto mal la bolsa o no reconoce el peso del artículo que hemos metido dentro, ahí es donde aparece una cara humana que pasa su tarjeta mágica para desbloquear a la maquinita.

La tecnología facilita, sí, pero también nos está comiendo nuestro terreno… El cajero del banco, la cajera del supermercado o el teleoperador, empiezan a desaparecer. Estuve hace unos días en un webinar donde planteaban el futuro de los chabots en las empresas que a día de hoy cuentan con teleoperadores, y el futuro está en ese asistente de voz que sustituya a priori a la persona que hoy ocupa ese lugar. Me parece algo frustrante la verdad, porque a lo mejor para que te guíen por las calles de Madrid no necesitas mucho más que escuchar a la dulce Siri que te indique “en 300 metros gire a la derecha” pero para resolver una duda sobre si se ha realizado bien una operación importante, sea del tipo que sea, no se yo si Siri o Cortana me van a dejar tan satisfecha o si cuando ya haya perdido los papeles y me atienda un teleoperador especializado no estaré echando pestes por la boca…(pobres teleoperadores).

No vamos a entrar en la cantidad de puestos de trabajo que lógicamente se verán afectados con la intrusión de estas nuevas tecnologías. Adiós a los cobradores de peajes, por ejemplo. Esto va a ser un fastidio, porque hoy por hoy, hasta las 12 p.m. están en su puesto, pero a partir de ahí, suben las barreras y hasta las 6 a.m. podemos pasar ahorrándonos unos eurillos. Así que, digo yo, si esto se automatiza y no se necesita a esa persona física, ¿también por la noche tendremos que pagar? ¡Seguro!

No soy capaz de imaginarme qué nos depara el futuro. Pero sí me gustaría que compartierais vuestra opinión a este respecto. Tengo un libro pendiente de leer que se titula Internet of Things de Marcel Kranz que estoy deseando empezar para compartirlo con vosotros. Estoy convencida que el pulpo va a pasar de estar en la nube a estar en el universo wink.

Ya os contaré. De momento, abrimos nuestros micrófonos a través de Twitter, Facebook o Google+ para que nos deis vuestra opinión. Gracias por seguir ahí.


Post by Rachel