Entre ciberpillos anda el videojuego

Inteligenacia Artificial “tramposa”

Cualquiera que haya pasado sus buenas temporadas dándole a los videojuegos, sea cual fuere la época dentro de la cada vez más dilatada historia del mundo gaming, sabe que buena parte del éxito que haya podido tener en muchos de esos juegos se debe a la búsqueda de trucos o incluso, si hacía falta, “trampas” para lograr pasar de pantalla. Y no os hagáis ahora los honestos, que nos conocemos…

Bueno, pues resulta que las propias máquinas ya son también capaces de saltarse la forma ortodoxa de resolver los problemas que plantea un software lúdico, dando con la resolución mediante atajos a veces no del todo “reglamentarios” aprendidos con su propia práctica. Es algo que nos contaban recientemente en Xataka. Aquí vemos un ejemplo de aprendizaje con una versión retro de Arkanoid, en la que, todo hay que decirlo, más que trampa se observa el aprendizaje de una habilidad para dar con la solución más fácil, menos trabajada vaya.

Estas cosas me llevan a pensar en varios aspectos de la tecnología extrapolables a cuestiones éticas y / o filosóficas del ser humano. En el caso de tomar el ejemplo del camino sencillo para lograr el objetivo, sin poder hablar de trampa en sí misma, casi parece más lógico que esto lo haga una máquina, que tiene un objetivo práctico, que no los humanos, cuyo objetivo es lúdico, pues hablamos de juegos, y por tanto jugamos (teóricamente) para divertirnos.

Aunque claro, cuando la ambición nos puede, cambian nuestras mentalidades: ¿Lo que nos divierte es el juego o ganar? Algo similar a lo que nos pasa con el fútbol: Mucho hablar de que nos gusta ver jugar bonito a nuestro equipo, pero a la hora de la verdad acabamos prefiriendo el resultado ganador, “aunque sea de penalti injusto en el descuento” ¿o no?

Y luego se produce una metáfora de cara al mundo no recreativo, es decir eso que hay que hacer con cierto empeño llamado “ganarse la vida”. Porque claro, en nuestro mundo multimediático parece cundir entre la muchachada (no toda, afortunadamente) la tentación de “ir a lo fácil”: Que si te metes a concursar en Gran Hermano, te haces famoso, y a vivir del cuento, que si me hago youtuber y gano dinero con lo que me divierte, etc…. Que en la realidad todo eso podrá ser más difícil de lo que parece hacerse creer a los adolescentes, pero el caso es que esas máquinas gamers aparentan estar dando ese mismo ejemplo…

Pero pasemos al “reverso tenebroso” de las mañas que la Inteligencia Artificial llega a utilizar, en algún momento, para superar el reto que plantea un determinado videojuego en un momento dado. ¿Y si se pasa del inocente truco de “lo fácil” a, directamente, la trampa, haciendo algo teóricamente fuera de lo que permiten las reglas del juego? Bueno, lo que da miedo de esto no es ya que esas máquinas estarían imitando a los gamers pillos o deshonestos, que serían como los deportistas dopados, los Lance Armstrong de mundo Gamer. Lo chungo es volver a extrapolar esto a la vida real, y que los ordenadores, móviles, y demás sistemas informáticos, empiecen a hacer las mismas “trampas” (dicho suavemente) que los Bárcenas, Rodrigos Ratos, Manueles Chaves, Urdangarines (que empezó siendo deportista, recodemos) y demás corruptos de nuestros tiempos… Imaginad que la misma “nube” (informática)  empieza a desatar una interminable “tormenta” sobre nuestras cabezas…

…Bueno, vale, dejémonos de apocalipsis, y volvamos a los videojuegos. Porque yo sé que lo que más de un gamer al que le haya dado por leer este post ha pensado en algún momento (aunque seguro que tenía cosas mejores que hacer, como por ejemplo jugar), es que es la propia Inteligencia Artificial del videojuego la que le ha hecho trampas al jugador para impedirle ganar, no sólo muchas veces, sino incluso de toda la vida de dios. Vamos, que yo recuerdo los juegos de 8 bits de los años 80, con mi añorado Amstrad CPC del que ya os hablé hace tiempo, y no me cabe la menor duda de que juegos como el Kickoff (versión de 1989/90 de Anco), aquel de fútbol con unos gráficos muy simples pero una complejidad y jugabilidad sorprendentes, me hacía trampas descaradamente, incluso con mis propios jugadores volviéndose en contra de mis propios intereses…: ¡Pero no te metas en la jugada que ya la tenía controlada yo! ¡Pero para qué haces esa falta sin balón si ya tenía yo controlada la pelota! ¡Pero si en ese gol no me han dejado ni poder meter baza en ningún momento! ¡¡¡Venga ya!!! ¡¡¡Me cag… en la mad… que me p…!!! (y mientras mi madre en otra habitación pensando que el niño se estaba volviendo loco…)

Venga, de acuerdo, alguno dirá que todo eso eran casualidades, errores de programación del juego… o sencillamente que entonces no había lo que ahora entendemos por Inteligencia Artificial, o no estaba desarrollada como ahora… Aunque claro, eso me lleva a pensar que ahora que sí lo está, la cosa ya sí es más sospechosa, o podría llegar a serlo…

…Sea como fuere, está claro que los videojuegos pueden llegar a ser muy, muy crueles…

¿Alguna experiencia o anécdota personal de este tipo que contar sobre vuestros ratos jugando?

Post by Albert