Pesadilla 1: Voy al cine, y me encuentro con que la pantalla en la que se proyecta la película es vertical. Mientras intento salir de mi asombro, miro a mi alrededor para tratar de entender la aparente satisfacción del resto de espectadores, y descubro que todos tienen los ojos alineados en posición vertical, en el centro de la frente. Al despertarme, tengo un importante dolor de cabeza.
Pesadilla 2: Estoy en el Museo del Prado, en la sala dedicada a Francisco de Goya y Lucientes. Me acerco a su famoso autoretrato, y cuando consulto la etiqueta explicativa junto al óleo, me encuentro escrito lo siguiente: "F. De Goya: `Selfie´ (1815)". Estupefacto, vuelvo a observar el cuadro y me percato de que el insigne pintor aparece poniendo morritos...
Posiblemente, quien haya captado ambos sarcasmos esté pensando que este listillo que escribe es el típico tecnófobo tocapelotas. Sin ánimo de contradecir (ni confirmar) dicha conclusión -merecida o no-, mi punto de vista no pretende ser contrario a la tecnología, sino más bien a ciertos usos de la misma que se ponen de moda.
Porque, efectivamente, con los smartphones también es posible grabar los vídeos en posición horizontal, como toda la vida de dios. Con ello, se le ahorraría a los editores de imágenes de los telediarios tener que hacer la chapuza esa de rellenar el resto de la pantalla con una versión borrosa del mismo vídeo a los lados. Y lo que es más importante, evitaríamos que a un cineasta "revolucionario" se le pudiera ocurrir, más tarde o más temprano, cargarse para siempre el séptimo arte rodando películas en vertical. Y luego le llamarían genio, tipo Lars Von Trier y su estilo Dogma... Miedo me da.
Algo parecido le ha ocurrido al mundo de la fotografía desde que todo hijo de vecino tiene a mano constantemente una cámara de fotos en su móvil, lo cual podría llegar a ser tan peligroso como lo de las armas en EEUU... Como decía más o menos un eslógan que leí, "No tires fotos, haz fotos". En el caso de los selfies, la cosa se me hace especialmente sangrante: La demostración de que no es una buena idea es que alguien tuvo que inventar el palo-selfie para tratar de subsanar parcialmente la aberración estética que producen los grandes angulares en primeros planos echos al tuntún (aunque no menor que lo aportado, en principio con intención divertida, por los propios autoretratados, poniendo morritos u otros tipos de... en fin, prefiero no calificarlo...)
Aunque lo que más me irrita de la segunda pesadilla, como pretendía destacar en la misma, es el nombre. Los que llevamos de siempre saliendo de viaje con cámaras digitales (e incluso en la época analógica), cuando las ponemos en un trípode a cierta distancia con temporizador en el disparador, o incluso en el caso de los cabras locas que subimos montañas y, por falta de espacio en ciertas cimas, hemos tenido que sacarnos la foto recurriendo irremediablemente al desastre estético de alargar el brazo (si, muchos años antes de que lo hiciera todo el mundo con el móvil -"¡listillo!, ¡tocapelotas!, ¡tecnófobo!..."-), nos hemos limitado a llamarlo fotos automáticas, o auto-fotos. Y así prefiero seguir haciéndolo (en las muy pocas ocasiones en que me hago fotos así), porque lo del chirriante "selfie", a poco que lo penséis, suena a otro tipo de cosas, la verdad...
Post by Albert