EEUU y sus socios contra la ciberguerra se encuentran con la oposición de la industria

El deseo del Gobierno de los Estados Unidos por restringir la exportación de tecnología de ciberseguridad ya ha encontrado el apoyo de otros 40 países, mientras que la industria del software se opone a sus planes, tal vez espoleada en parte por lo que está ocurriendo en torno a otros asuntos.

La potencia norteamericana tiene la intención de evitar que los países que juzga más peligrosos en materia de ciberataques puedan acceder a los programas de hacking más avanzados, y para ello ha conseguido emprender, de momento junto a otros 40 países, una iniciativa cuyo objetivo sería llegar a prohibir la distribución de ese software. Algo similar a lo que EEUU ya hace con la industria armamentística.

Pero la industria del software no es igual que la de material militar, y diversas compañías del sector tecnológico siguen mostrando su oposición a la actitud de la Administración Obama. Compañías como Symantec, Google o Cisco, a través de sus desarrolladores, explican que es prácticamente imposible separar el código creado para dar lugar a los programas de protección empresas y administraciones del que se pensó para espiar o lanzar ciberataques a EEUU. Los procesos burocráticos necesarios para restringir la exportación, aseguran, dificultarían que la distribución de soluciones de seguridad avanzada entre multinacionales se realizara con la agilidad necesaria.

De hecho, incluso un ex-consejero de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, Stewart Baker, ha enunciado en The Wall Street Journal otro inconveniente: "Nadie niega que algunas de esas herramientas son muy poderosas, ni que el Gobierno de EEUU debe tener un papel cuando se vendan a China, Rusia o regímenes autoritarios (...) pero los controles a la exportación serán probablemente ineficaces si de lo que se trata es de alejar esas herramientas de los Gobiernos".