¿Será el cerebro humano un híbrido biológico y tecnológico en un futuro próximo?
En cierta ocasión hablamos de cómo la tecnología analítica tiende a imitar a los humanos a través de la llamada inteligencia artificial. La perspectiva contraria, defendida por el director de ingeniería de Google, Ray Kurzweil, resulta quizás más inquietante. Según él, en 2030 seríamos nosotros quienes incorporaríamos elementos artificiales a nuestra inteligencia biológica.
Tal vez es algo que, en un plano menos directo, ya ha empezado a ocurrir, a través de lo que los dispositivos móviles e Internet hacen por nosotros. Pongamos un ejemplo práctico. Hace no muchos años, un conductor todavía necesitaba contar absolutamente con su propia capacidad de interpretación de mapas de carreteras y de orientación para no perderse y llegar al lugar deseado. Era una tarea de uso de nuestra propia inteligencia que ha quedado delegada a un dispositivo GPS, al que sólo tenemos que seguir sus instrucciones, lo que no impide que nos quede la posibilidad de rectificarlas según nuestro criterio.
De ahí a lo que vaticina Kurzweill hay pasos trascendentales: Por seguir con el ejemplo puesto, sería como si el GPS estuviera conectado directamente a nuestro cerebro. En las propias palabras del ingeniero de Google, "nuestro pensamiento será híbrido entre el pensamiento biológico y el no biológico. Vamos a ir modificándonos a nosotros mismos. Desde mi punto de vista, esta es la naturaleza del ser humano: trascender a nuestras limitaciones". Frente al potencial objetivo de que la tecnología acabe superando al hombre, este punto de vista da a entender que la tecnología ayudaría al hombre a superarse a sí mismo.
Ray Kurzweill expresó esta y otras predicciones en la conferencia Exponential Finance. Aseguró que en apenas 15 años el cerebro humano será un híbrido biológico y tecnológico, con conexiones directas a la nube, lo que hará ilimitadas nuestras capacidades de almacenamiento de información. ¿Se podrá decir entonces que el saber no ocupará lugar? Y entre 2030 y 2040, según él, la mayoría de las funciones cerebrales serán no exclusivamente biológicas, al menos en términos de procesos de tratamiento de la información y del pensamiento. Cree que ocurrirá así en la amplia mayoría de habitantes de países desarrollados.
Resulta difícil discernir si dan más miedo los riesgos de ordenadores pensando como humanos o los de humanos pensando como ordenadores. No obstante, Kurweill no evitó esta perspectiva pesimista, sobre la cual numerosos científicos ya nos han advertido, y al respecto de la cual dijo: "La tecnología es un arma de doble filo... cada tecnología ha tenido su promesa y su peligro. Tenemos un imperativo moral para seguir desarrollando la promesa [de la inteligencia artificial] mientras controlamos el peligro. Tiendo a ser optimista, pero eso no significa que debamos dejarnos llevar por la falta de preocupación".