¡Hola amigos! Pues sí, milagrosamente estamos aquí de nuevo. Y ya sé que queda muy socorrida la típica frase de “no hemos vuelto, es que nunca nos habíamos ido”, pero lo cierto es que a efectos online estábamos mucho más allá de Parla, o de los cerros de Úbeda, o incluso del quinto pino… vamos, que se nos ha vuelto en contra el título del blog, haciéndose literal.
Muchos de vosotros habréis sufrido en vuestras carnes la sangre, el sudor y las lágrimas que suponen mudarse de casa. Bueno, pues migrar una página web, aunque físicamente sea muy distinto, para el sistema nervioso y la salud mental puede llegar a tener consecuencias similares: Crisis de ansiedad, convulsiones, sudores fríos, embarazos psicológicos, etc., etc. Ya lo habíamos vivido en etapas anteriores de Hay Canal, pero ahora ha tenido connotaciones nuevas y especiales.
Lo cierto es que nuestros programadores ya tenían en mente un nuevo lavado de las páginas, pero esta vez haciendo hincapié en el gestor de contenidos, que es esa interfaz online a través de la cual nuestros administradores web actualizan diariamente los artículos y noticias que podéis leer en Hay Canal. Estaba algo desfasado y en otra web ya trabajábamos con otro mejor, así que valía la pena implementarlo. Pero además, en esta ocasión se ha dado la circunstancia de que los malos nos habían hackeado a finales de agosto (en plenas vacaciones, qué listos ellos…), y al buscar en Internet nuestra web aparecían unos extraños caracteres chinos… Por lo tanto, un nuevo objetivo se sumaba al cambio de plataforma.
La idea era dejar niquelada la nueva web justo la víspera del pasado puente del 12 de octubre, para que en esos tres días Google comprobara la reparación del desaguisado del pirateo. Pero claro, tal y como ocurre (al menos a nosotros) cada vez que se supone que todo ha quedado pulido al detalle, al ir a comprobar si todo estaba en su sitio, los componentes de la web no aparecían donde debían, todo lleno de errores. Errores que al arreglarse producen otros errores. Castillos de naipes en los que no se puede tocar ni una carta mal situada sin descolocar las demás. Momentos de desesperación… los programadores podrían explicarlo mejor… o tal vez ni ellos… y a volver a trabajar. ¡Que no cunda el pánico!
Quizá el haber contado todo esto que nos ha ocurrido pueda dar a alguien una cierta idea de poca profesionalidad… nada más lejos de la realidad; nuestros programadores y técnicos tienen una extensa y reputada carrera profesional y varios másters en la Universidad Rey Juan Carlos… ¡ups!... ¡Bueno, vale, que somos unos cutres, qué le vamos a hacer! ¡Pero aquí estamos! Y ya sin chinos en la costa. Como pulpos en la nube, pero estamos…
¿Alguna experiencia similar que contar entre nuestros seguidores?
Post by Albert