¿En qué tipo de nube estaría más perdido un pulpo?

¿Privada, pública, híbrida...?

Sinceramente, no tengo muy claro que vaya a saber responder a la pregunta planteada en el título de esta entrada. Es más, ni siquiera es ese el objetivo, en principio. De lo que se trata es de volver a publicar un post (des) informativo, o (anti) divulgativo, como aquellos dos de anteriores semanas sobre siglas informáticas, ya que no hay dos sin tres, y así dejamos una trilogía bien bonica y apañadica sobre el tema.

Aunque, en realidad, puede que este tema sea menos farragoso o difícil de comprender que lo de las "tecnologías como servicio" o lo de las "tecnologías definidas por software" de las dos entregas anteriores de esta estupenda saga. Lo cual no significa que yo vaya a saber explicarlo mejor, también hay que decirlo. De todas formas, creo que son conceptos que seguramente "suenan" algo más al respetable (pulpil o no). De hecho, posiblemente habría que haberlo tratado primero, y por tanto podemos entender esta entrada como una "precuela" de la primera.

Bueno, pues comencemos, sin miedo, vamos para allá. Primero están las nubes altas, que son los cirros, los cirrostratos y los cirrocúmulos. Luego vendrían las de altitud media, como los estratocúmulos, después las bajas como los estratos, y luego ya las de tormenta, que son los cúmulos y los cúmulonimbos... Estooooo... ¡Ah, no! Que se me ha traspapelado un artículo meteorológico de Roberto Brasero, vaya tela... (Bueno, perdón por el chistecito, pero era inevitable, tratándose de este blog...).

Ahora sí: Por un lado tenemos las nubes públicas, que ofrecen servicios alojados en servidores ajenos a los usuarios, ya sea en forma de pago o gratuita. En esos mismos servidores hay mezclados, por tanto, trabajos de diferentes clientes, y se manejan por terceras partes: La carga operacional, además de la seguridad de los datos (backup, accesibilidad, etc.) está en manos del proveedor del hardware y software. Los usuarios finales desconocen qué trabajos de otros clientes pueden estar corriendo en el mismo servidor, red, discos, etc. que los usados por ellos. Esto podría sonar a "estar como un pulpo en la nube", pero lo cierto es que este tipo de  nube tiene la ventaja de tener capacidad de almacenamiento y procesamiento sin tener que instalar máquinas localmente.

Por otro lado están – fíjate tú qué difícil de adivinar, por oposición – las nubes privadas, que no son las que le ponían de repente al protagonista del Show de Truman cuando sólo le llovía a él. En este caso, las plataformas tecnológicas se alojan dentro de las instalaciones del cliente que las usa (o bien físicamente en otro lugar, pero para uso exclusivo suyo). El usuario es propietario del servidor, red, y disco, y pueden decidir qué usuarios están autorizados a utilizar la infraestructura. Aquí ya no está el pulpo tan perdido, aparentemente, pero claro, quien algo quiere algo le cuesta, y esto supone mayor inversión. Eso sí, la seguridad es mayor (ese es su obetivo, en el caso de empresas cuya actividad así lo requiere).

Y en tercer lugar tenemos las llamadas nubes híbridas, que sin mucho esfuerzo se puede intuír que son una combinación de las dos anteriores. De esta forma, una empresa puede mantener el control de sus principales aplicaciones, mientras aprovecha el Cloud Computing en aquellas situaciones donde sea más conveniente. Un cliente es propietario de unas partes y comparte otras, pero manteniendo el control. Las nubes híbridas siguen teniendo la ventaja del escalado aprovisionado externamente, en-demanda, pero añaden la complejidad de definir la forma de distribuir las aplicaciones por medio de estos entornos diferentes. Bueno, con este concepto quizá pueda un profano sentirse más perdido que un pulpo en la nube...

A la vista de toda esta información, cada lector del blog podrá tener o no una respuesta a la pregunta que plantea el título de la entrada. Puesto que cada usuario, cliente o negocio tiene unas necesidades determinadas, le vendrá mejor un tipo u otro de nube, y por lo tanto se sentirá más perdido en alguna de ellas cuanto menos conveniente sea para el mismo. También es verdad que el "simple" hecho de tener que dilucidar cuál es la suya ya puede ser motivo de desorientación... en tu caso, ¿en cuál crees que estarías como un pulpo en la nube, y en cuál como pez en el agua...? Cuéntanoslo en nuestras Redes Sociales.

Post by Albert