Oh oh, me quedo sin batería...

Ojito dónde lo enchufas

Todos sabéis que mi móvil y yo tenemos una relación últimamente de amor-odio… Lo de llamar a mi jefe aún no se lo he perdonado… Pertenezco a esa oleada de gente que considera que Apple nos ralentiza o mas bien, “vuelve locos” a los dispositivos que según considera ya están obsoletos… ¡¡¡¡Pero si mi móvil es un jovenzuelo!!!! Me parece de locos gastarse un dineral en un nuevo dispositivo (opinión personal y siempre respetando), si el tuyo no tiene más de cuatro / cinco años, y se supone que funciona correctamente. Lo cierto es que he visto mucho en prensa y tv aludiendo a la problemática de la ralentización.

Lógicamente, los aparatos, sus baterías concretamente, van perdiendo capacidad conforme se acumulan ciclos de carga y descarga, pero debería sólo afectar a la autonomía de los dispositivos que a medida que envejecen va siendo menos. Si la batería se degrada demasiado, sin embargo, puede ser incapaz de proporcionarle el voltaje requerido de forma constante. Cuando esto sucede, el dispositivo se apaga de forma inesperada (esto ya me lo hace el puñetero de mi móvil).

Para evitarlo, parece ser que Apple decidió incluir una función que detecta el estado de salud de la batería del iPhone y rebaja la potencia del procesador si estima que ésta no podrá sostener el voltaje requerido para el correcto funcionamiento. Y el problemilla, es que esta rebaja causa una ralentización apreciable del sistema, pero para colmo, la aplicación de esta función no se comunicó a los consumidores (me incluyo entre ellos).

En fin, que no me meto en ahondar en este tema, que aún dará que hablar visto lo visto, dado que parece que investigarán a la marca de la manzana mordida por ello.

Con todo esto, sea porque ralentizan los procesadores de viejos dispositivos, sea porque tengo la batería fatal de la vida, mi teléfono te deja tirada cuando más lo necesitas. Una viene de vuelta, y llevo cargadores en los coches, me meto otro en el bolso “por si”. Vamos, que mal se tiene que dar la cosa para que la que firma no pueda conectarse, mandar un whatsapp o responder una llamada…

Mira que soy poco amiga de hacerlo “por ahí”, digo cargar móviles en cualquier parte, pero en esas largas horas que a veces nos ha tocado pasar en un hospital en la sala de espera, o cosas así, es lógico que contribuya a que saques de tu bolso el cargador y conectes a la fuente el aparatito que te empieza a decir:

Bateria_agotada

Pues mucho ojito con cómo y dónde lo ponemos a cargar…

Ahora tenemos a nuestra disposición enchufes o puertos USB en trenes, autobuses, etc., más allá de los súper guays del Ikea. Vamos, que nos ponen súper fácil cargarlos. Pero no es por meteros miedito, pero que sepáis que esos “inofensivos” puntos para cargar pueden facilitar a los “malos” que accedan a la información de nuestro dispositivo o infectarlo con algún “malware”. No es algo nuevo, ya hace añitos se nos avisaba de esos ciberataques que aprovechan la conexión USB de un cargador para transferir datos, lo llamaban “juice jacking”.

Muchos dispositivos actuales vienen preparados para que no se pueda acceder a todo el contenido mediante el USB y el permiso específico del usuario, pero si se emplean cargadores públicos podemos correr ese riesgo. Os recuerdo que nuestro cable sirve para cargar, pero también para extraer datos. Vamos, tan arriesgado como conectarse a las redes inalámbricas desconocidas… Pero oye, cada uno tiene su propio umbral del riesgo, ¿no?

La cosa es tan fea que si habitualmente conectáis vuestro teléfono al ordenador, puede que tengamos activado el modo MTP, lo que permite detectar el PC de forma automática y habilita la conexión con el móvil para transferir archivos. Así, si lo conectamos a un puerto USB público que esté conectado a un ordenador, cualquiera que esté detrás puede acceder a la memoria de nuestro dispositivo.

Aquí os pone la “abuelita paz” que llevo dentro, las recomendaciones para que carguéis de forma segura vuestros aparatos:

• El uso de adaptadores es la mejor forma de beneficiarse de estos cargadores públicos, ya sea alimentando una batería externa (nada como tener tu propia fuente de energía) o dispositivos específicos para proteger las cargas que muy al hilo han bautizado como “condones USB”.

Los condones USB se encargan de cortar radicalmente la comunicación de datos y que sólo llegue al dispositivo la corriente necesaria para cargar. Ojo que sólo valen para puntos de carga para USB.

Lo aconsejable es buscar un enchufe y llevar siempre nuestros propios cargadores y cables para conectar a la toma de corriente. A ver, que si esto es complicado o estamos desesperados, lo podemos cargar a través de nuestro propio ordenador, siempre que lo lleves encima, claro.

• Apagado o sólo en modo carga. Las circunstancias pueden ser diversas y a veces no nos queda otra que emplear esos puntos de carga públicos sin aparatos adicionales que garanticen esa protección. En estos casos extremos, cargarlos cuando estén apagados supone una diferencia fundamental. Así evitaremos cualquier transferencia indeseada de archivos durante la carga.

• Por último, cuidado con los coches de alquiler. La Comisión Federal de Comercios de EEUU recomendaba no usar estos cargadores ni el Bluetooth con los que vienen equipados estos vehículos. Al conectarnos al sistema del automóvil nuestra información personal puede verse transferida. En caso de necesitar cargar nuestro dispositivo, recomiendan los ya comentados, adaptadores enchufados en el mechero del vehículo. Como medida adicional, nunca esta de más borrar nuestros datos del vehículo. ¿Cómo? Pues accediendo a la configuración del sistema para ver todos los dispositivos que se conectaron, localizando el nuestro y eliminándolo.

Tomad nota porque no muchos somos conscientes de lo vulnerables que somos.

Como siempre, os animamos a que nos contéis vuestras experiencias como “los fósforos” a Carlos Herrera.

Post By Rachel