Hay muchas formas de ser romántico – nostálgico – vintage en el siglo XXI. De hecho, es algo que está de moda, con eso de recuperar de adultos lo que marcó nuestras infancias; lo vemos por ejemplo en el cine con precuelas, secuelas, remakes, etc. de mitos de los 70 y 80 (Star Wars, Alien, Indiana Jones...).
En el mundo tecnológico, hay quien prefiere seguir haciendo fotografías en formato de película, antes que pasarse al formato digital. Están los que siguen escuchando y comprando música en grades discos de vinilo, algo que empezó hace unos pocos años como una especie de residual capricho de unos pocos melómanos muy, muy románticos, pero que ya podría empezar a ser casi, casi menos minoritario que los cada vez más cercanos a obsoletos CDs (todo ello en medio del auge del streaming). También hay gamers que se lo pasan mejor con los emuladores de juegos de 8 bits para aquellos primeros ordenadores personales (Spectrum, Amstrad, Commodore) que con las videoconsolas actuales; en este apartado merecen mención aparte los que desarrollan los emuladores y adaptaciones de juegos, porque desde luego lo hacen por auténtico amor al arte: no hay mercado, y por tanto no cobran ni un duro por ello (es un tema que quizá merezca otra entrada del blog en un futuro...). Por otro lado, hay gente (no sólo de edad avanzada) que sigue prefiriendo los móviles anteriores al 3G; sin ir más lejos, en el reciente Mobile World Congress se han presentado nuevos móviles con apariencia de los viejos “tontófonos”.
....Y luego están los encargados de seguir actualizando los teletextos de televisión, que es otro caso aparte, de hecho la razón de ser principal de esta entrada. El mundo de la programación ya dejó muy atrás aquel lenguaje llamado BASIC. Incluso hace ya años que el HTML dejó de usarse como forma de desarrollar todas y cada una de las líneas de código para crear una página web, y los programadores están más que habituados a utilizar las famosas plantillas conocidas como Frameworks, cada vez más sofisticadas y que te lo hacen absolutamente todo. Bueno, pues a los de los teletextos les da igual: Ahí siguen, a lo retro.
Evidentemente, lo que más choca al espectador actual es la apariencia. Mientras las webs y aplicaciones móviles desarrollan unos aspectos visuales cada vez más rompedores y espectaculares, el teletexto sigue con esas viejunas letras de 4 colores básicos sobre fondo negro, que de hecho casi parece la pantalla de un programador HTML. Los botones de color para ir a las secciones...Y lo de las páginas múltiples, esperando a que pase de la 1/6 a la 6/6... ¡eso sí que es experiencia de usuario, y lo demás son tonterías! Yo estoy deseando que alguien implemente la tecnología táctil en el teletexto, pero sin cambiar nada de lo demás... que sería algo bizarro que descolocaría, una especie de pseudo steampunk (ese movimiento retrofuturista), como ponerle un motor híbrido a un carruaje de caballos, o un encendido por Bluetooth en una estufa de carbón. Bueno, también es verdad que los cajeros automáticos llevan tiempo sugiriendo esa idea...
Pero el caso es que ahí sigue y, bromas aparte, el teletexto sigue teniendo una utilidad. Como se explica en este artículo, sigue siendo bastante usado por personas mayores que lo prefieren a Internet, y es básico para que los sordos puedan ver la televisión. Ha decaído con respecto a su mejor época, pero sigue dando trabajo: En el de RTVE, llegaron a ser un máximo de 40 empleados en su momento álgido, pero actualmente son 10, con 6 redactores y 4 operadores.
En cuanto a la tecnología, en España se usa el nivel 1.5, denominado alfamosáico básico, con 128 caracteres alfanuméricos y código de 4 colores sobre fondo negro. Existen hasta 5 niveles de teletextos; el Nivel 4 o alfageométrico llega a 250.000 tonalidades de color, y el Nivel 5 o alfafotográfico permite transmitir imágenes con resolución de televisión, y se usa en Japón (al parecer es muy lento, así que tampoco nos acomplejemos...). Y, sobre todo, para eso ya nos pasamos a Internet, ¿no? Si hay que ser románticos, hay que serlo del todo.
Post by Albert